domingo, 7 de diciembre de 2008

¿Por qué existimos?

¿Cuál es el sentido de la vida?
A estas preguntas frecuentes se suma otra: ¿Podemos esperar algo más que vivi apenas 70 u 80 años y luego morir?
La cuestión se vuelve aún mas apremiante cuando nos damos cuenta de lo corta que es, realmente la vida. Desde luego, no es necesario verle la cara a la muerte para plantearse la razón de la existencia; las desiluciones o la reflexión sobre la vida que llevamos también pueden ser un incentivo para hacerlo.
Un ejemplo es este: Dave tenía un empleo bien remunerado, un bonito apartamento y muchos amigos con los que le gustaba divertirse. "Un día -relata- caminaba hacia casa tarde en la noche después de salir de una fiesta, cuando me puse a reflexionar: '¿Es esto todo? ¿Habrá algo más que simplemente vivir unos cuántos años y después morir?'. En aquel momento me asusté de la vida tan vacía que llevaba".
En su libro El hombre en busca de sentido, el psicoanalista Viktor Frankl observó que algunos de sus compañeros que sobrevivieron al Holocausto se encararon a la misma cuestión después de ser liberados de los campos de concentración. Al retormar a sus hogares, se encontraron con que sus seres amados habían muerto. Frankl escribe: "¡Desdichado quien al regresar descubrió una realidad totalmente distinta a la intimamente añorada durante los años de cautiverio!".
La vida suele compararse a un viaje. Así como es posible emprender un viaje sin tener en mente un destino concreto, también es posible ir por la vida sin conocer su verdadero propósito. Cuando esto sucede, es muy fácil caer en "la trampa de la actividad, en el ajetreo de la vida", como señala el prestigioso escritor Stephen R. Covey. "A menudo, las personas se encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas que súbitamente se comprende que son mucho más valiosas."
¿De qué nos vale acelerar el paso si vamos en la dirección equivocada?. Del mismo modo, buscarle sentido a la vida simplemente acelerando nuestro ritmo de actividad nos dejará vacíos y frustrados.
PD: Próximamente la continuación del tema.

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